Los delfines de colas enroscadas traen hasta Aranjuez el peculiar amor de La Granja.
Los dos jarrones emparentados (mármol padre del plomo) nos llevarán a otra historia de unión entre Aranjuez y la Granja: la de las 2.500 arrobas de aquellos 28 vasos viajeros que llegaron a Aranjuez en 62 cajones sobre 31 carretas el 24 de junio de 1804 después de 15 días de viaje. Este “rebaño” de mármol vino al cuidado del escultor Joaquín Dumandre, un carpintero, dos carreteros y cuatro peones. El Escultor recibió 1.500 reales de vellón. Éste del Parterre es uno de ellos, que tiene una interminable historia que quedará para otra entrada.
Los elementos bondadosos de Aranjuez florecieron en el tardío Jardín del Principe, donde se alojó, en uno de los parterres de entrada a la Casa del Labrador, la fuente de la Boticaria, de Hermenegildo Silici. López y Malta describe el tridente que conforma los dos parterres de acceso a la Casa del Labrador
No fue sino hasta 1889 que vino a incrustarse hipócritamente en el Jardín de La Isla. Lo mismo sucedió con la figura de Diana, cuyo traslado desde el estanque del parterre paralelo
dejó al Príncipe sin su portadora ideológica, ya que por esa fecha (1889) había desaparecido también la Diana de plomo de Pabellones.
Sólo nos quedó la del subconjunto de la Casa del Labrador, dentro de la hornacina del testero del ala oriental,
entre otros elementos candorosos como famas amables o pequeños céfiros o amorcillos y guirnaldas de rosas.
En el otro extremo del jardín, y entre las mismas sombras que albergan a Diana, aparece otra de las modalidades amorosas:
Fuente de Narciso y los Atlantes: La fuente de Narciso era muy diferente en el siglo XVIII. Todavía Quindós, en 1804, describe la antigua fuente:
"Inmediato al reservatotio, á un lado de la calle llamada del Rey, se hizo una del Narciso. Contiene en medio de un gran pilon de sesenta pies de diámetro un terrazo alto, y en él la figura de Narciso sentado en una peña, y en accion de enamorarse de su retrato mirándose en las aguas: al pie tiene el carcax, flechas y arco de cazador, y un geniecillo le ofrece la flor de su nombre: en el círculo mayor de dicho terrazo hay quatro muchachos abrazados con perros de caza, quatro gansos, y quatro matas de la flor del narciso alternando; todas figuras muy perfectas vaciadas en plomo y doradas con bronce. Otras quatro cabezas de muchachos o genios salen mas inmediatas á la principal. Los caños o surtidores que arrojan agua por cada una de dichas figuras y por los pies del narciso son diez y siete, y forman ocho diferentes juguetes o formas con la agua muy vistosos manejados por tres llaves distintas. Los caños que despiden las cabezas de los genios apretándolos, o dándoles toda el agua, la arrojan fuera del receptáculo á bastante distancia, y mojan muy bien á los circunstantes, que están mas admirados que el mismo narciso en ver correr las aguas."
Vemos, por la anterior descripción, que el Narciso de Aranjuez original tenía cierto parecido con el que Juan Dumandre construiría para la Casa de Flores de La Granja, y que ya hemos visto en su puesto actual en El Pardo.También tenía en común con el Canastillo el formidable juego de aguas que excedía la albardilla del estanque.
Las fuentes de Narciso y de Ceres se colocaron en 1795, y lamentablemente su vida fue muy corta. No aparecen en el plano de Pablo Boutelou, ya que éste fue realizado en 1784.
Durante la ocupación francesa, las dos fuentes quedaron destruidas. Curiosamente no ocurrió lo mismo con la de las Cabezas (Cisne), con la de Diana (de plomo bronceado que estuvo en Pabellones), Neptuno (actual "Barbudo" de Pabellones) ni con las de la Boticaria y Diana (la actual de la Florera de La Isla) que seguramente ya estaban colocadas en las praderas de entrada de La Casa del Labrador. Así pues, estas dos fuentes fueron reconstruidas en el XIX según diseños de Isidro González Velázquez.
Este arquitecto se basó en la iconografía de la época. Había viajado por Francia y por toda Italia. Aquí es seguro que habría visitado la Villa Albani poco tiempo antes de que fuera saqueada por Napoleón Bonaparte durante la campaña italiana. Así es como encontraría el jardín y el Casino de la villa:
Detalle:
La imagen se corresponde con una de las láminas que grabó Giovanni Battista Piranesi para su obra “Vedute di Roma”, compuesta por 135 hojas que se debieron publicar aproximadamente en 1745.
Esta imagen fue publicada por Giuseppe Vasi en 1761:
Piranesi conocía bien la Villa, y basándose en esta fuente compuso otra de las hojas de su última obra “Vasi, Candelabri, Cippi, Sarcofagi, Tripodi, Lucerne, ed Ornamenti Antichi”, publicada en 1778 poco antes de su muerte. En una de sus 114 hojas aparecía esto:
Se aprecia claramente que es un diseño basado en la fuente de la Villa Albani y en un ornamento antiguo que se encontraba en la Villa Negroni.
La fuente estaba compuesta por piezas antiguas de gran valor. Los cuatro silenos que hacen de Atlantes fueron “tomados” por Napoleón y actualmente se encuentran en el Museo del Louvre. Ya aparecían estas piezas en el Museo de Escultura Antigua y Moderna de Charles de Clarac, en 1832. Las vemos en sus bellos dibujos:
Y tal como están en el museo del Louvre actualmente:
La fuente de la Villa Albani sufrió posteriores modificaciones. Conserva la antigua taza, y presenta este aspecto:
Así, queda más o menos claro que Isidro González Velázquez quedaría encantado con esos diseños, y le perecieron los más apropiados para soportar la figura de Narciso.