domingo, 10 de julio de 2011

Minerva y Pomona



En el inventario de los bienes de Carlos III se lee lo siguiente:




Todas estas piezas fueron trasladadas en 1789 desde el Real sitio de San Ildefonso hasta el de Aranjuez con objeto de adornar el recién creado Jardín del Príncipe. Todas provenían de la galería de la Granja y anteriormente habían pertenecido a las colecciones de la reina Cristina de Suecia y del Marqués del Carpio, que los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio habían adquirido en 1724 y 1728 respectivamente.

Hoy nos vamos a fijar en las dos últimas, esas “dos estatuas de mármol blanco de siete pies de alto que representan a Pomona y Minerba á cuarenta y cinco mil reales hacen, 90.000”.

La mayoría de las piezas que constituyen la sección de Escultura del Museo del Prado proceden de las colecciones Reales, principalmente de las que adquirieron Felipe V e Isabel de Farnesio para la Galería de Esculturas de San Ildefonso.

En 1724 los Reyes compraron una buena parte de lo que había sido la colección de la Reina Cristina de Suecia. La reina sueca había abdicado de su trono en 1654, instalándose en Roma, en el palacio de Riario, donde colocó su creciente colección de objetos artísticos. A su muerte, en 1689, la colección pasó a su heredero el cardenal Azzolino, quien moriría poco después, dejando como heredero a su sobrino Pompeyo Azzolino, quien, debido a su mala posición económica, ofreció la colección a los anticuarios de Roma. La mayor parte fue comprada por un sobrino de inocencio IX, Silvio Odescalchi, quien moriría en 1713, dispersándose entonces la colección cuando su heredero, Baltasar Odescalchi, decide venderla. Es entonces cundo empieza la operación de compra de los reyes de España a través del buen hacer del escultor Camilo Rusconi, quien estaba en contacto con Andrea Procaccini, pintor y arquitecto del palacio de La Granja, artífice de su ampliación en cuatro alas sobre el viejo Palacio de Ardemans, siendo la colocación de estas piezas una de las causas de la ampliación. La colección consistía en más de 200 piezas de escultura. Más tarde, en 1728, los reyes comprarían otra estupenda colección que había pertenecido al marqués del Carpio, conformando, con algunas piezas más heredadas por los reyes, la mencionada galería, que no quedaría definitivamente establecida en palacio hasta la muerte del Rey, en 1746.

Entre las más de doscientas piezas de la colección de Cristina de Suecia se encontraban la Minerva y la Pomona que menciona el inventario del rey Carlos III. Son dos piezas antiguas, romanas, basadas en modelos griegos: la Minerva probablemente en la Atenea Prómacos de Fidias, y la Pomona parece una variante derivada de la Afrodita de Capua.

Hacia 1746, la reina encargó al sacerdote y erudito Eutichio Ajello un catálogo de las piezas que había en la Galería de La Granja. El abate redacta un manuscrito con 66 láminas para que sirva de modelo a ese catálogo. Desgraciadamente el texto se perdió a principios del XX, pero afortunadamente se pudieron recuperar 59 hojas de dibujos con sus anotaciones, que nos muestran lo más granado de la colección. Éstas son las representaciones de estas estatuas que hace el cuaderno Ajello:


Las vemos recién restauradas, la de Minerva por los escultores que trabajaron para Cristina de Suecia, y Pomona por los escultores de la Corte Española. Estas restauraciones consistieron, principalmente, en añadirle los brazos y cabezas de que carecían.
Así vio las estatuas Ponz, en 1781, en la sala cuarta del palacio de La Granja:

PIEZA QUARTA.
37 Un Apolo sentado en el testero, no sé si dé Fermin , ó Tierri , pues trabajaban juntos, es figura mayor que el natural, con cítara en la mano , colocada dentro de un nicho adornado de dos columnas de verde antiguo, en donde hay una fuente. Las ocho celebradísimas Musas, es á saber, Euterpe, Urania, Polimnia , Erato , Terpsícore, Talía, Clio, y Canope : de la novena hay un yeso en la Academia de San Fernando. Las de aquí, como aquella, están sentadas: son figuras del natural con bellísimos paños, y actitudes; pero es gran lástima que les falte la integridad , pues las cabezas están restauradas , la mayor parte de los brazos , y algunos pies. Una sola parece tener su cabeza antigua. Hay tambien una Pomona, y una Minerva restauradas asimismo los brazos de entrambas , y la cabeza de la Minerva.

Pocos años después, como ya hemos señalado, se trasladaron a Aranjuez y se colocaron en la entrada del jardín del Príncipe. Esto es lo que nos dice Álvarez de Quindós:

La entrada principal se hizo recta á los pabellones dichos en el principio de la calle de la Reyna. Se adorno' con dos basamentos de cantería, que cada uno contiene quatro columnas agrupadas de piedra berroqueña, con capiteles y cornisamento de orden jónico. En sus remates unos geniecillos abrazados á un tiesto de flores, vaciado todo en plomo barnizado de blanco con mucha delicadez y gusto. En el centro de las columnas se hallan colocadas dos estatuas de mármol de lo antiguo, y aun quando sean copias, están bien executadas: representan á Minerva ó Palas, y á Pomona , diosa de las frutas, aquella es mejor que esta. Se unen ambos cuerpos con verjas de hierro bien labradas que sirven de puertas , quedando á los lados otras dos entradas menores igualmente cerradas con verjas, y dos quartitos para los porteros, dirigido por el Arquitecto mayor de S. M. Don Juan de Villanueva, como todas las obras de este jardin.


Me he permitido hacer un montaje fotográfico con la estatua de Minerva entre las columnas de la puerta del jardín. Ésta es la entrada:

:

Éste es el montaje:



Tampoco estuvieron demasiado tiempo en Aranjuez. La descripción de Manuel Aleas en 1824 ya no las cita, y tampoco se ven en el grabado de Brambilla de 1828:



Poco antes de esas fechas, pasaron a Madrid para intecrarse en la colección del Museo del Prado. Aquí fueron despojadas de todos los añadidos que las restauraciones italianas y españolas hicieron en la Minerva y Pomona respectivamente. Lástima porque perdimos la estupenda cabeza de Minerva que quedó catalogada como pieza separada:


Fueron clasificadas de nuevo como la Venus de Madrid (Pomona) y Atenea Prómacos (Minerva), y así pueden verse actualmente:




Grecia, Roma, la Granja, Aranjuez y Madrid...

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